Durante la época victoriana, que abarca desde 1837 hasta 1901, la moda experimentó transformaciones significativas, reflejando cambios sociales y avances tecnológicos. Esta era se caracterizó por un desarrollo industrial sin precedentes, lo que impactó directamente en los materiales y estilos de vestimenta.
Al inicio de este periodo, la moda se centraba en siluetas muy estructuradas. Las mujeres llevaban corsés que estrechaban la cintura, haciéndolas parecer más delgadas y exaltando una figura de reloj de arena. Los vestidos largos, con crinolinas y polisones, daban un volumen espectacular a la falda. Estos elementos eran esenciales en el guardarropa femenino, reflejando no solo las tendencias, sino también las normas sociales de modestia y feminidad.
Sin embargo, a medida que el siglo avanzaba, comenzaron a surgir corrientes que buscaban mayor comodidad y libertad en el vestir. A finales del siglo XIX, con un impacto importante de la Revolución Industrial, los nuevos tejidos sintéticos y el algodón comenzaron a ser más accesibles. Esto permitió la producción masiva de ropa y una democratización en el acceso a prendas de moda.
Los inventos como la máquina de coser contribuyeron a la producción más rápida y eficiente de la ropa. Además, surgieron técnicas de teñido más avanzadas, que permitieron una mayor variedad de colores y patrones en los trajes. La alta sociedad pudo acceder a elaborados vestidos adornados con encajes y bordados, mientras que las clases trabajadoras tuvieron acceso a prendas más resistentes y fáciles de cuidar.
Por otro lado, el final del siglo vio el nacimiento del traje de sastre para mujeres, con chaquetas ajustadas que emergieron como una alternativa práctica y elegante a los voluminosos vestidos. Esta nueva prenda simbolizaba la creciente participación de las mujeres en el ámbito público y su deseo de independencia.
También, es relevante mencionar los cambios en la moda masculina. Los hombres victorianos pasaron de llevar abrigos largos y chalecos ornamentados a optar por trajes más simples y funcionales. La corbata y el sombrero de copa se volvieron elementos esenciales para el conjunto masculino, marcando un enfoque hacia la sobriedad y la elegancia sencilla.
La moda victoriana, con sus transiciones y adaptaciones, reflejó los profundos cambios sociales de la época. Desde la veneración por la silueta idealizada hasta la apertura hacia estilos más prácticos y diversificados, este periodo estableció las bases para la moda del siglo XX, subrayando la relación directa entre tecnología, economía y tendencias en el vestir.